¿Quién le eligió a usted, señor Obispo?

Leo esto en El Plural y no puedo por menos que recogerlo y lanzarlo de nuevo para que lo lea la mayor gente posible. Excelente !

¿Quién le eligió a usted, señor Obispo?

 

La verdad es que viviendo en España está uno más o menos acostumbrado a oír las consuetudinarias tonterías de los purpurados, y siendo como es ateo, suele dejarlas pasar, siempre que sean para consumo interno de los cristianos: si uno quiere dejar que su vida la rijan unos tipos vestidos de modo más bien extravagante que creen en la resurrección de la carne, allá ellos mientras a mí no me involucren. Pero lo de los últimos días pasa de castaño oscuro.

Resulta que comienza el asunto con las bárbaras declaraciones del obispo de Tenerife diciendo que el 96% de los homosexuales “lo son por vicio”, y el resto, por “cuestiones biológicas” y porque es “una enfermedad, una carencia, una deformación”. Pero además el susodicho se atreve a añadir que hay jóvenes de 13 años que no sólo consienten los abusos sexuales sino que encima, “te van provocando”. No sé qué es más triste: si pensar que estas declaraciones provienen de lecturas anteriores o de experiencias propias. Si es lo primero, habría que investigar muy seriamente qué tipo de libros edita la Conferencia Episcopal por si hay que emprender acciones penales contra ella; en el segundo caso, si es que lo que este señor ha dicho proviene de alguna experiencia propia, será cosa de aconsejarle a algún buen psiquiatra. Seguro que en Canarias hay quien le pueda ayudar con semejante trauma.

Sin embargo, lo peor vino cuando el arzobispo de Valencia, ese gran intelectual que es la luz y guía de Occidente, se atrevió a decir que medidas como el llamado “divorcio exprés” o el matrimonio homosexual son dañinos para la democracia. Déjenme que les diga, mientras me seco las lágrimas de la risa, que este señor es el mismo que decía hace meses que el ateísmo era el culpable del terrorismo y de la pederastia. Claro que quizá se le olvide que ETA nació en un seminario, que aún hoy hay curas que se sienten pastores sólo de ovejas (y ovejos) vascas (y vascos), que el carlismo (de donde proceden los nacionalismos) es profundamente católico, que el mayor atentado terrorista de la historia de Europa lo cometieron fanáticos religiosos, y quizá su mala memoria no recuerda la cantidad de casos de pederastia cometidos por sacerdotes.

Lo más grave de todo, y me gustaría que los lectores lo recordasen, es que ni un solo obispo, ni arzobispo ni cardenal, ni ningún otro alto cargo de la iglesia católica ha condenado semejantes barbaridades. NI UNO SOLO. Y debo además recordar que estos señores se atreven a hablar de democracia, pero ¿quién les ha puesto a ellos ahí? Si los paelocristianos elegían a sus obispos, ¿cuándo se han sometido ellos a votación de sus feligreses? ¿Se atrevería el obispo de Tenerife a someterse a votación democrática? ¿Se atrevería usted, señor García Gasco?

En fin, y todavía dicen que creen en la democracia y que no se meten en política. Permítanme que me vaya. Siento unas irrefrenables ganas de vomitar.

Pedro Centeno Velázquez

Numero de Avogadro

La teoría cinético-molecular recibió su confirmación definitiva cuando pudo calcularse el número de moléculas existentes en un volumen dado de gas. A la cantidad de un elemento igual a NA se la denomina mol. El número de Avogadro también es el factor de conversión entre el gramo y la unidad de masa atómica (uma): 1 g = NA uma.La mejor estimación de este número es [1] :AVOGADRO NUMBER

El número de Avogadro es tan grande que difícilmente puede concebirse, aunque algunos ejemplos pueden darnos cuenta de la enormidad de su magnitud: Si se repartiese entre todos los españoles un volumen molar de gas en condiciones normales, a cada español le tocaría aproximadamente 0,5 mm3.

Si un millón de moléculas valiese 1 céntimo de euro, cada español tendría una cantidad de 100.000.000 euros.

Todo el volumen de la Luna dividido en bolas de 1 mm de radio daría (muy aproximadamente) el número de Avogadro. Contando las partículas a millón por segundo, se tardarían aproximadamente 20.000.000 de años en contarlas todas.